Despoblados: Señorío de Guenduláin

A tan solo 16 kilómetros de Pamplona encontramos este antiguo castillo-palacio, que data del siglo XVI. Antigua casa de cabo de armería y señorío del linaje de los  Ayanz, hoy nos muestra su lado más tétrico y abandonado.

Arco de medio punto colapsado, en el patio del palacio.

El despoblado

Como otros términos abandonados, el señorío de Guenduláin pierde a sus habitantes en la década de los 70.  Hoy cuenta con un acceso cómodo, ya que, además de permitir la circulación de vehículos agrícolas, por su término también pasa el Camino de Santiago. Sin embargo parece esconderse entre la maleza,  ajeno al presente.

El lugar presenta una densa vegetación en primavera.

Cultivo de trigo, en su día propiedad del señorío, que contaba con una extensión de 556 Ha.
Torre y fachada almenada, para su defensa.

Cabo de armería

Los palacios de armería son las casas originarias de las que provienen los antiguos linajes nobles del Reino de Navarra, y cuyos escudos de armas se remontan a los siglos XIII y XIV. Normalmente comandadas por los primogénitos de estas familias de la nobleza, tenían su asiento en las Cortes del reino, disfrutaban de los privilegios propios de su origen y almacenaban en estas fortificaciones familiares armas suficientes para aprovisionar a los vecinos de su jurisdicción, en caso de que el reino así lo requiriera.

Entrada al palacio, arco de medio punto con escudo tallado. Encima la ventana ojival ajimezada.

En su momento fue un señorío importante, circunscrito a la merindad de Pamplona. Propiedad de la familia Ayanz, cuyo origen se remonta a los Teobaldos, a los que sirvieron durante el siglo XIII, y cuyos descendientes estarán vinculados al poder durante los siguientes siglos (Por ejemplo Fernando de Ayanz, que será nombrado caballero en 1389, días antes de su muerte, y enterrado en Roncesvalles).

Galería de la planta baja, desde la que se accede al patio.

En algún momento, este linaje, uno de los doce ricoshombres presentes en la coronación de Carlos III (1390), se hace en propiedad del señorío. En 1512 sufre un ataque por parte de las tropas franco-agramontesas, al posicionarse su señor, Francés de Ayanz, como partidario de Fernando el Católico. Misma suerte correrá en 1521, cuando sufra el saqueo de las tropas del general Asparrot, en su intento por reponer a Juan de Albret, y que causarán daños considerables.

La hiedra a tomado las columnas.

Hogar de Jerónimo de Ayanz (1553). Un hombre polifacético que destacará, además de cómo militar, cómo ingeniero e inventor, y llegará a diseñar máquinas de vapor orientadas a la ventilación minera, una campana de bucear, un traje de inmersión e incluso un submarino. 

"Hombre de mucha ciencia para aquellos tiempos, 
hizo notabilísimas investigaciones e invenciones, 
cuyo recuerdo debía guardarse para honra de la patria" 
- Javier Ibarra Murillo, Biografías de ilustres navarros del siglo XVII, 1951.

El apellido Ayanz quedará diluido en 1696, al no existir varón que continúe con dicho linaje. Seguirá siendo utilizado como apellido en distintas formas durante generaciones.

El palacio

Se trata de un palacio fortificado, ya que cuenta con elementos defensivos propios de las fortificaciones medievales. De planta rectangular, tiene dos torres almenadas anexas al edificio. 

La galería divide dos patios, uno de tipo claustro con pozo, y una galería de función militar.

Detalle del interior del pozo.

Como recinto fortificado y casa de armas, contaba también con un espacio destinado a mazmorra. En 1539, creyéndose en posesión de la jurisdicción criminal en sus dominios, el señor de Guenduláin encierra en ella a los participantes de una reyerta, que tendrá que liberar a petición del Real Consejo, que considera dicha aplicación penal exclusiva del rey. 

Su construcción data del siglo XVI aunque es ampliado en el XVIII, adosando una vivienda a él de tres plantas y tejado a dos aguas. Cuenta con dos torres, una circular y otra de planta cuadrada.

Vivienda anexa de tres plantas.

Destaca su patio, con pozo, y tomado por la vegetación. Está delimitado por arcos de medio punto sobre pilares octogonales, y con molduras simulando capiteles.

Vista del patio, tomado por la vegetación.

Detalle de uno de los capiteles simulados con molduras, y de los que arrancan los arcos de medio punto.

Sin duda fue un palacio digno de contemplar en otro tiempo. Antes de ser abandonado y más tarde vandalizado. Cómo muchas grandes casas, en algún momento su rehabilitación habría sido imposible de asumir, aunque si observamos trabajos posteriores, con el fin de evitar su desplome.

Uno de los arcos, dañado.

Un rocódromo improvisado.

Su cercanía con la capital navarra ha impedido que el lugar se mantenga libre de pintadas.

A finales del siglo XVII, tras el fallecimiento de Luis Ayanz, se realiza un inventario del palacio. Entre sus bienes, muchos de ellos dedicados a motivos religiosos, además de mobiliario, encontramos dos cuadros de Tiziano (La fábula de Prometeo y los desposorios de Santa Catalina), la muerte de Abel (Rivera), retratos de los reyes de la Casa de Austria, joyas, armas y otros objetos de valor.

La iglesia de San Andrés

Fue la parroquia del señorío, construida a finales del siglo XVI, de estilo gótico tardío, y que sufrirá otras modificaciones posteriores durante los siglos XVII y XVIII. Se encuentra bien conservada, posiblemente restaurada en las mismas obras realizadas en el palacio, con el fin de evitar su derrumbe.

Iglesia de San Andrés. Podemos observar que los nazis han regresado. Esperemos que esta vez sepan comportarse.

Hoy no es posible acceder a ella. Un muro, también pintarrajeado, evita que podamos acceder a la nave de cruz latina de tres tramos, dónde se encuentra adosada, en el lado del evangelio, la capilla funeraria de los señores de Guenduláin. Casi mejor que así sea.

Campanario de la iglesia, también tomado por la naturaleza.

La puerta, de estilo barroco del siglo XVIII, tras el murete de contención.

Otra toma de la iglesia.

El cementerio


Por el término discurre el Camino de Santiago.

Balsa en las proximidades.

La segunda parte del reportaje la encontraréis aquí:

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