Santuario prehistórico de San Quiriaco
Fotografía: La aguja de piedra o "El Huso", al inicio del santuario prehistórico (Echauri, Navarra). |
Existen lugares mágicos. Siempre lo han sido. En todas las etapas del hombre. Este, en concreto, desde al menos 18.000 años, cuando los primeros cazadores asentados en la zona acechaban a sus presas en las cercanas fuentes termales, en una época de frío extremo. Visitamos estas inexpugnables peñas de la localidad navarra de Echauri, con la certeza de estar pisando suelo sagrado.
En este valle, cercano a la capital navarra, encontramos dieciocho yacimientos arqueológicos, que van desde el Paleolítico Superior hasta la Edad de Hierro. En este lugar, la erosión ha creado un paisaje salvaje y primitivo, lleno de fracturas, balcones naturales y monolitos imposibles. Formaciones que sin lugar a dudas habrían llamado la atención de sus pobladores desde muy temprano.
Lugar de culto desde el neolítico
Durante el neolítico (4500 - 2500 a.C.) se producen los primeros asentamientos de carácter permanente en la zona, y comienzan a cultivarse las terrazas del río Arga. Sin embargo, este conjunto cárstico no parece haber sido habitado, dedicando este espacio a cultos ancestrales ya olvidados.
Construcción abandonada en uno de los accesos. ¿Alguien puede identificarla? |
Será en el Bronce (1800 - 900 a.C.) cuando los habitantes de este valle darán comienzo a un urbanismo más desarrollado, mediante la concentración de cabañas en núcleos de población, y el desarrollo de las primeras obras de índole pública, como pozos o defensas.
El paisaje de helechos, hiedras y carrascas nos acompañará hasta la cima, salpicado de paredes y roquedos, dónde habitualmente encontraremos gente practicando la escalada. |
Si bien el camino transita por una pendiente continua, este se encuentra bien señalizado, y salvo en algún que otro punto no reviste peligrosidad. Un par de sitios presentan posibles caídas de importancia, sobre todo en el acceso al balcón, dónde tenemos un hueco a mano derecha de decenas de metros. En caso de visitarlo con menores lo ideal es no perderlos de vista.
Justo al finalizar el pasillo que accede al balcón encontraremos, a mano derecha, este hueco entre peñas, con una caída considerable. |
Hueco entre peñas. |
Arte rupestre
Hasta ahora se han encontrado cuatro pinturas rupestres en la zona (Peñas del Cantero I y II, laja en la cueva de Legin y también en la cueva de Ciriza). Son representaciones de figuras humanas y animales (Cabras) de tipo esquemático, y no abundan. De hecho, algunas ya han desaparecido, como es el caso de las halladas en el refugio de montaña Cantero I.
Tenéis un informe con todas las pinturas rupestres encontradas en la zona en el siguiente enlace: EL ARTE ESQUEMÁTICO EN VAL DE ETXAURI (NAVARRA). NUEVAS APORTACIONES Y VALORACIÓN GENERAL - Javier Nuin
El rostro del "Huso"
Continuando el ascenso llegaremos a una plataforma dónde se erige el denominado "Huso". Se trata de una aguja de piedra de gran altura (Más de 30 metros), independiente del roquedo y de base circular prácticamente perfecta. Además, su cara sur presenta un perfil antropomorfo, el correspondiente a un rostro humano, que se recorta en la niebla conforme continuamos el camino.
El vuelo del guerrero
«Los vacceos queman, para deshonrarles, los cadáveres de los muertos por enfermedad, por morir cobarde y débilmente, pero a los caídos en la guerra, como héroes, los echan a los buitres, a los que adoran como animales sagrados» - Claudio Eliano (Siglo II)
Conforme vamos ascendiendo entre las peñas comprendemos la fuerza de este lugar y el impacto que causaría en las interpretaciones espirituales de los primeros pobladores de la sierra de Sarbil.
Encontramos distintas sendas para el acceso de escaladores, que se adentran en el paisaje a través de maleza y paredes imposibles. |
La principal hipótesis sobre el uso dado a este lugar tiene que ver con la muerte, si bien en él podrían haberse desarrollado multitud de ritos. Sin duda se trata de un lugar reservado a iniciados, de acceso vedado en lo cotidiano (Así lo atestiguan las marcas de cerramiento sobre la roca, en el pasillo que encontraremos en su acceso final).
Sabemos que los celtíberos exponían sobre altares elevados a sus guerreros caídos en combate. De esta forma, devorados por los buitres, sus almas alzaban el vuelo hacia el cielo. Parece probable que, durante el Hierro (900 - 100 a.C.), el guerrero caído era transportado hasta este balcón natural, dónde se depositaba su cadáver en un altar tallado en la roca. Tras una posible ceremonia para honrar su memoria el acceso era sellado, mediante una roca de cierre. Los buitres, que anidan en las paredes que se elevan justo detrás de este balcón natural serían los encargados de transportar su alma hasta las estrellas, como vehículos espirituales.
Primer tramo de escalones tallados en la roca, los encontraremos al finalizar el pasillo de acceso, a mano izquierda. |
Justo enfrente del balcón encontramos la pared dónde anidan buitres, águilas y halcones. |
Lugar de culto pagano
En el año 218 a.C., el todopoderoso ejército romano desembarcará en Empúries, Girona. Desde su llegada tratarán de firmar alianzas con estos pueblos íberos, buscando apoyos autóctonos para desarrollar en la península su guerra contra Cartago. Pero no sólo traerán las innovaciones tecnológicas y culturales de la que fue la civilización más avanzada de su época, también, cuatro siglos más tarde, un nuevo culto comenzará a filtrarse en las sociedades, ya romanizadas, de la península.
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Santa Julita y San Quirico ante el gobernador de Tarso Domiciano. Retablo Mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Villamelendro (Autora: Valdavia - https://es.wikipedia.org/wiki/Julita_y_Quirico). |
Si no antes, el Cristianismo termina por enterrar en el tiempo estos cultos paganos, que en algún momento de la Edad Media serán revisados. Eso explica por qué, en Navarra, se levantan ermitas cerca de estos extraños vestigios, a los que la tradición oral relaciona con brujas o gigantes. Bajo la advocación de San Quirico, mártir junto a su madre Julieta en el año 303, la iglesia parece protegerse de estos lugares o, al menos, anular su poder.
Esto explica la presencia de una ermita a San Quiriaco, de la que ya sólo quedan ruinas, levantada en un lugar de tan incómodo acceso como en este caso, y que da nombre a este roquedo de Etxauri. O la de San Quirico, en Bigüezal, también dedicada al mismo santo en una importante estación dolménica, muy cercana al dolmen de Faulo.
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