"Y los muertos lo guardan"
A finales del periodo neolítico se produce uno de los cambios culturales más enigmáticos de esta etapa prehistórica, el megalitismo. Este fenómeno alcanzará su máxima expresión durante el Calcolítico (2.500 - 1.800 a.C.) y continuará también durante la Edad de Bronce.
A continuación visitamos los dólmenes más representativos de esta estación dolménica de Leyre-Illón (Navarra).
Sierra de Illón. |
Dolmen de Faulo
Dolmen de Faulo - Sepultura de la Edad de Bronce (1.800 - 900 a.C.) Sierra de Illón - Bigüezal (Navarra) |
El dolmen de Faulo se encuentra en el camino que asciende a San Kiriko, a una altitud de 1.010 metros. Se trata de una cámara sepulcral en el centro de un túmulo de piedras de 12 metros de diámetro.
Un túmulo de piedras rodea el dolmen |
En la ascensión a San Quirico nos encontramos el Dolmen de Faulo |
Las excavaciones realizadas en 1955 confirman la inhumación de al menos 6 individuos que habitaron estas tierras hace aproximadamente 3.000 años. Su proximidad con el abrigo del Padre Areso (Abrigo prehistórico ya habitado en el Epipaleolítico) nos lleva a pensar que fueron aquellas gentes quienes levantaron este megalito motivados por profundas creencias religiosas, y quizás también por motivos más prácticos.
Dolmen del Puente de Bigüezal
Dolmen del Puente de Bigüezal - Sepultura de la Edad de Bronce (1.800 - 900 a.C.) Puente de Bigüezal (Navarra) |
La mayoría de estos sepulcros han llegado hasta nuestros días saqueados, víctimas de leyendas que sitúan en ellos grandes tesoros. Estás leyendas se relacionan muchas veces con viejas historias de gentiles o jentilak, y que la mitología vasconavarra describe como gigantes de gran fuerza física, lo que permite explicar su construcción con enormes piedras.
Antiguo puente de Bigüezal - Río Salazar |
El dolmen del puente de Biguezal se encuentra situado junto al río Salazar y la regata de San Quirico, cerca del acceso por carretera a Biguezal, desde la NA-178.
Durante su excavación se hallaron restos cerámicos y también humanos, datados alrededor del 1.470 a.C.
Dolmen "Corona de Hualde"
Dolmen Corona de Hualde - Sepultura de la Edad de Bronce (1.800 - 900 a.C.) Bigüezal (Navarra) |
La corona de Hualde presenta una particularidad . El dolmen está rodeado de una corona de piedras amontonadas de forma circular. Se encuentra a 900 metros de altitud, sobre una colina al sur de Bigüezal.
Vista de Bigüezal desde la NA-2201. Subiendo la colina desde este punto hacia el sur, nos encontramos con la "Corona de Hualde" |
No todos los individuos son inhumados de esta manera, y se sigue manteniendo para otros el enterramiento individual. Desconocemos los motivos de esta diferenciación, ya que no parecen existir criterios relacionados con el estatus social dentro del grupo, o respecto a los propios individuos fallecidos. ¿Entonces, qué solución funeraria es esta, que se aplica a unos individuos y a otros no, y que tampoco presentan un uso intensivo como enterramiento?
Y los muertos lo guardan
Foz de Arbayún (Navarra) |
El territorio ya es un activo para el grupo, dónde desarrolla su economía de producción, y por lo tanto un motivo de disputa con otros grupos cercanos o movimientos migratorios llegados de tierras más lejanas.
En una época dónde todavía la solución habitacional tiene un carácter de temporalidad, caracterizada por cabañas de estructura vegetal, dónde podemos relacionar la madera con lo efímero, la vida, el dolmen representa una solución arquitectónica eterna, de piedra. Una morada para un tiempo de existencia más dilatado; la muerte y su espiritualidad. Pero es en su situación geográfica dónde parece que encontramos una justificación al esfuerzo que supone levantar estos megalitos.
Normalmente situados junto a accidentes orográficos (Ríos, montañas, foces …) es más que probable que estén delimitando un territorio, explotado por un grupo concreto, que obviamente considera que ya es de su propiedad, cuyas lindes en muchos casos las define la propia orografía del terreno y que advierte a otros grupos vecinos de los límites que no deben traspasar en su actividad agrícola y ganadera. Son los primeros vestigios de un derecho, de un marco de convivencia territorial, y que determinados individuos del grupo, que moran en ellos como espíritus, lo guardan.
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